En estos días en los que desde las instituciones se lanzan campañas para promocionar la salud de nuestro Estado, deberíamos preguntarnos también por la verdadera salud que vive nuestra llamada Dieta Mediterránea. Vivimos quizás instalados en el tópico por el cual en este país se come como en ningún otro. Ponemos para ello como ejemplo esos suculentos platos de cuchara que nos han dado fama por la consistencia y sabor. Ponemos para ello como ejemplo las virtudes y lo fundamental que es el aceite de oliva como elemento clave para entender ya no solo una forma de comer, sino una forma de ser. Ponemos para ello como ejemplo las aportaciones de tantas gastronomías que finalmente han conformado una tradición de la cual beben los mejores y más prestigiosos chefs que en el mundo se reconocen.
Y es que los datos no engañan. Según la Fundación Dieta Mediterránea, menos de la mitad de la población española, solo el 45% la sigue. Es decir, comemos de una manera homologable a la del resto de países de nuestro entorno, es decir, mal.
La obsesión por la prisa y el efecto causado por las innegables campañas de marketing de las grandes compañías de comida rápida, preferir productos exóticos a los que se consumen aquí ‘de toda la vida’, junto con otra serie de factores que quizás habría que buscar también en la disponibilidad económica nos dicen que la generación actual cada vez le hace menos caso a elementos como las frutas, las verduras, los cereales integrales, legumbres, frutos secos naturales y el aceite de oliva. Nuestros ancestros además, consumían de manera moderada o baja pescados, carnes rojas y lácteos. Nosotros, ay, ya es otro cantar.
Volver a las recetas de cocina casera, las llamadas ‘de la abuela’, comer sano, dejar a un lado bollería y embutidos, volver a poner la mirada en los pescados, en las legumbres, la fruta… y no tener miedo a dejar comida congelada, los tuppers…
Quizás así recuperemos el orgullo patrio… y también nos quitaremos de encima el riesgo de convertirnos en un país obeso y con serios problemas de salud.
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